sábado, 6 de septiembre de 2014

Caddy Adzuba da el primer paso

Los abusos sexuales están a la orden del día en el Congo
Madres, hijas, trabajadoras, luchadoras... Mujeres. Mujeres que cada día ven como hombres totalmente ajenos a ellas y a sus familias irrumpen en su intimidad, abriendo una herida que jamás se cerrará. Cada día, cuarenta mujeres sufren abusos por una guerra que nada tiene que ver con ellas. Una guerra que arrasa con la riqueza del Congo y tan solo deja los restos menos humanos de los 60 millones de habitantes del país. 

En estos días los países desarrollados se han hecho eco, tras años de abusos sin descanso, de una masacre que para las congoleñas ha sido, durante tanto tiempo, una realidad diaria. Después de meses y meses de sufrimiento de familias enteras en el corazón de África, alguien ha conseguido que Occidente abandone por un momento su realidad pintada de rosa y mire directamente al día a día de los congoleños. Esa persona es Caddy Adzuba. 

Caddy Adzuba, Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2014
Con su trabajo y esfuerzo en la radio de Naciones Unidas que emite en todo el país, esta periodista congoleña se ha convertido en la voz de todas las víctimas de abusos sexuales de la República Democrática del Congo. Esta llamada de auxilio ha hecho que Adzuba haya sido galardonada con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, lo que conseguirá por fin que los habitantes del primer mundo atiendan a los gritos desesperados a los que Caddy Adzuba ha dado su vida.

La realidad de la explotación y el coltán en el Congo
Si el Mundo conociera la naturaleza del conflicto, probablemente no se mostraría tan apático como lo hace. Coltán. Es ese el elemento principal de la tragedia congoleña. Sí, eso que se utiliza para que podamos utilizar teléfonos móviles. La verdadera causa del conflicto es la riqueza de la tierra, lo que los lugareños llaman "coltán de sangre". Sangre con la que grandes empresas de todo el mundo, ya sea directa o indirectamente, acceden al tan preciado mineral. 


La destrucción es la protagonista diaria en el Congo, donde quienes buscan salir victoriosos de un conflicto que no beneficia a nadie buscan echar abajo a las familias desde su pilar fundamental: la mujer. Una comunidad en la que las mujeres trabajan en casa para que sus hijos puedan estudiar y sus maridos trabajar, una comunidad en la que las mujeres son violadas a diario convirtiéndose en el inocente objetivo de quienes luchan en una guerra que sirve al primer mundo. 

Atrocidades innombrables forman parte de la vida diaria de miles de mujeres congoleñas y sus hijos, que nada pueden hacer ante la violencia que se ignora en Occidente. Son estas atrocidades las que Caddy Adzuba nos quiere dar a conocer, para apelar a nuestra sensibilidad y a la de los dirigentes del Mundo. Quizá si nos ponemos en marcha algo cambie para las familias de la república Democrática del Congo. Quizá si no permitimos que los gobernantes se sienten de espaldas al conflicto, el coltán deje de relacionarse con la sangre y la guerra. Quizá si empezamos a valorar e imitar las actuaciones de personas como Caddy Adzuba, las familias congoleñas puedan recuperar algo de lo que en algún momento fue una vida normal. 
Miles de personas se ven obligadas a refugiarse y huir de la violencia de la guerra

Gracias, Caddy Adzuba, el primer paso está dado. Ahora sólo queda seguir hacia delante.


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