viernes, 21 de febrero de 2014

Protegidos por la oscuridad

Cuando todo vale; cuando no importan las consecuencias de sus actos; cuando lo único que son capaces de ver son las sonrisas de sus familias al regresar a casa con dinero suficiente para un poco de comida; cuando la pobreza extrema les ciega, nos encontramos con noticias como ésta. Más de 200 trabajadores ilegales de la antigua mina de Benoni han quedado atrapados tras un derrumbe de ésta. Impactante.

En un país como Sudáfrica, a la cabeza de la economía africana y con uno de los datos de Desarrollo Humano más altos del continente, puede parecer que la situación es diferente, casi incomparable, a la de los países subsaharianos. Pero no es así. La pobreza extrema asola la República Sudafricana al igual que otros países, y es esa la causa de que la explotación ilegal de minas sea una práctica muy habitual entre sus habitantes. De estas minas de oro, se extraen cada año de forma ilícita cantidades con valor superior a los 400 millones de euros, de los que la mayoría van a parar a mafias con influencia tanto nacional como internacional. ¿No es lógico que quienes se ven en la peor de las situaciones acudan a estos yacimientos para tratar de salvarse?


Comparativa de Índice de Desarrollo Humano en África

La oscuridad de la mina no es lo suficientemente negra como para asustar a estos trabajadores clandestinos, que en los últimos días se resisten a ser rescatados por los servicios de rescate sudafricanos. Escribo rescatados y no rescatados porque una vez consiguen sacarlos de lo más profundo de la tierra, los mineros pasan a disposición judicial y son acusados y detenidos por minería ilegal. Es por esto que muchos de ellos se han negado a salir a la superficie en los últimos días. ¿Merece la pena subir para ser arrestado? Posiblemente la oscuridad de las paredes de la cárcel se les antoje más fría e insegura que la de que ahora los protege de su detención ¡y a quién no! 

Puede parecer que estoy tratando de defender a quienes violan las leyes, a aquellos que olvidan las normas y entran a las minas para coger lo que no es suyo, pero ¿qué hacer cuando no hay más opción que esa? Nos hacen pensar en "Sudáfrica: ese país africano tan desarrollado", nos venden una imagen irreal en la que la inusual riqueza nos llama la atención, pero mientras en occidente nos contentamos con unos pocos minutos de esa información para poder decir que "estamos informados de lo que ocurre en el mundo", miles de sudafricanos buscan una solución al mayor de sus problemas: la pobreza. Es normal, entonces, que las condiciones precarias y de abandono en las que se encuentran estas minas no supongan un inconveniente para quienes desean salvarse. ¿Quién no pondría en peligro su libertad por borrar las lágrimas de los rostros de sus hijos? 


Rescate de los primeros mineros ilegales

Hablan de una pelea entre dos grupos de mineros ilegales, muchas noticias dicen que podría tratarse de un robo por parte de quienes quedaron atrapados, pero ¿cómo hablar de propiedad en estas condiciones? Creo que ahora mismo lo menos importante es el "cómo", dado que el "por qué" puede ser muchísimo más trascendente. No importa que la mina estuviera en malas condiciones o que una banda de mineros ilegales haya sido el que ha atrapado a estas 200 personas bajo tierra. Da igual. Lo realmente importante, según mi manera de verlo, es por qué dichas personas se vieron obligadas a bajar a la mina, desafiando a las leyes sudafricanas. 
                                                       
Cuidad de Pretoria
La respuesta a todo esto se encuentra en las propias autoridades del país, que dan la espalda a la pobreza y el hambre que se adueñan de las preocupaciones de parte del país mientras los más ricos alardean de los recursos de su país y de sus propiedades individuales ante el panorama internacional, consiguiendo así que Europa tenga a Sudáfrica como un país desarrollado.

¿Solución? Es difícil encontrarla, pero de momento no podemos hacer más que exigir una mayor y mejor información, no ya sólo acerca de este tipo de temas, sino de todos en general. Información veraz y completa sobre todo aquello que nos pueda interesar. Éste no es el primer accidente de minas sudafricanas que deja atrapados a decenas y centenares de trabajadores (hace dos semanas murieron ocho trabajadores en un derrumbe en la mina Doornkop, al suroeste de Johannesburgo), en pero sí uno de los accidentes de este tipo más sonados. Sólo cabe esperar que, poco a poco, se avance hacia una información que dé a conocer la realidad de la humanidad y no solamente aquello que quienes mueven los hilos quieren que nosotros conozcamos. 

Mineros de la mina Doornkop reunidos para llorar a sus compañeros fallecidos

sábado, 15 de febrero de 2014

Adama

Hace ya casi tres años de aquel instante. Una llamada de teléfono que, sin saberlo, cambiaría mi vida para siempre. Una noticia inesperada que haría que hoy, años más tarde, esté aquí sentada escribiendo las primeras líneas de mi nuevo blog.

Adama es un niño al que conocí en Senegal a finales de junio de 2011. Él ya no se acordará de mí, por supuesto, pero la alegría que representaba su sonrisa en aquel orfanato de la capital forma parte del viaje que cambió mi vida, es un recuerdo de esas dos semanas que supusieron el comienzo de una nueva forma de entender el mundo. Es por esto que la sonrisa de Adama se convirtió en un símbolo de lo que representa para mí la verdadera felicidad, esa facilidad para sonreír a pesar de todas las dificultades. Dificultades muy presentes en el día a día de los habitantes de muchos países africanos, dificultades que olvidamos desde occidente, haciendo oídos sordos de las escasas noticias que nos llegan de este continente y autoconvenciéndonos de que “no podemos hacer nada”.


En estos países se violan los Derechos Humanos por norma general, pero ¿qué más da? Nosotros somos felices bajando el volumen del televisor cuando aparecen noticias acerca de estos problemas o simplemente dando la espalda a todo lo que tiene que ver con el tercer mundo para centrarnos en lo realmente importante: nuestra felicidad personal. Éste parece ser el planteamiento más fácil, el que domina las mentes de los habitantes de los países desarrollados, porque no parece importar la humanidad de aquellos que trabajan de sol a sol para que podamos mantener este nivel de vida.

Entre los reflejos del lago rosa de Dakar, no pude vislumbrar lo que me esperaba en aquel país, pero hoy, a más de 1500 km de ese lugar, se me antoja como uno de los espacios más bellos del mundo, no ya por sus indescriptibles paisajes, sino también por su cultura y su gente, que derrocha amabilidad. No sé a qué se deben las sonrisas de los habitantes de este país, pero sí sé que no es justo que personas como ellos sufran cada día al ver que sus derechos son violados continuamente sin ningún tipo de miramiento.


Gracias a África Andando sé que sí puedo hacer algo para cambiar la situación de estos países, aunque esté lejos, aunque para la sociedad yo no sea nadie, sí puedo hacer algo, puedo hacer que quienes lean este blog sepan lo que ocurre realmente en África y se sientan obligados a actuar, puedo informar.